lunes, 22 de noviembre de 2010

La Gubia de la Resignación

Allá por la segunda mitad de los años 40, se iría forjando poco a poco la gubia que posteriormente  tallara tan frágiles y a la vez tan sensatas manos. Manos sosteniendo el cáliz de la resignación, en el terreno árido y labrado del Huerto de Getsemaní.

Que semblante de sorpresa tallara D. Luis Aldehuela y que entrecejo también fruncido en la cara del Angel Reconfortador, para indicarnos lo que estaba apunto de acaecer.


Y como nó, que palma de mano abierta al cielo esculpiera el jovencísimo escultor para indicar la intencíón de Nuestro Señor Jesucristo ante la Voluntad del Padre.

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